miércoles, 22 de julio de 2009

El silencio del mar es un drama psicologico. Les dejo una critica del libro de Andre Vercors:

Aunque en el silencio de antaño, como en la calma Superficie de aguas, la pelea de bestias en el mar se sentía hervir la vida Marina de los sentimientos ocultos, los deseos y las pensamientos que se niegan y que luchan El silencio del mar
(Le silence de la mer, 1941)
Barcelona: Plaza & Janés, 1998; 90 pp.; col. Relatos; trad. de Cristina Peri Rossi; ISBN: 84-01-57058-1.

En un pueblo de la Francia ocupada por los alemanes, Werner von Ebrennac, un oficial alemán, se aloja en una casa habitada por un anciano y su nieta. Éstos no hablan al alemán que, sin embargo, con gran respeto, cada noche les va manifestando sus inquietudes y esperanzas: con ingenuidad de artista, piensa que de la guerra saldrá un beneficio, que la unión entre Alemania y Francia será fecunda... «Estoy contento de haber encontrado aquí a un anciano digno. Y a una muchacha silenciosa. Será necesario vencer ese silencio. Será necesario vencer el silencio de Francia. Eso me agrada». Pero llegará un momento en que von Ebrennac se dará cuenta de la falta de fundamento de sus esperanzas.

Este pequeño relato tuvo una gran resonancia política cuando se publicó: millares de copias circularon ocultamente, sin conocerse la identidad de su autor. La profesión de dibujante de Vercors se nota en su capacidad de visualizar en imágenes lo que cuenta, con sobriedad y fuerza contenida que transmite verdadera emoción. Según su autor, El silencio del mar intentó ser un testimonio sobre la posibilidad de resistir y luchar sin odio: «No puedo ofender a un hombre sin sufrir, así sea mi enemigo», asegura el anciano narrador. A la vez, quería denunciar la complicidad en la barbarie de quienes obedecen con ciega buena intención, sin cuestionarse la legitimidad de esa obediencia: después de un suceso que hace caer la venda de los ojos de von Ebrennac, éste vuelve mudo a su alojamiento y el viejo francés discurre cómo «en los silencios anteriores —como los animales del mar—, bajo la sosegada superficie de las aguas, yo escuchaba los murmullos de la vida de los sentimientos ocultos, de los deseos y pensamientos opuestos que luchan. Pero en éste, sólo había una dolorosa opresión...».

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